
domingo, 2 de agosto de 2009

viernes, 2 de enero de 2009
Esta tarde hubo estampidas en la peatonal,
Es que se aceleraron mis ganas de rozarte la piel
Se agolparon en los canteros y en la gente que no te veía
No te veían interpretar alegremente ese papel.
Ese papel de atardecer que se le escapó al sol,
Y que decidió acurrucarse entre la multitud,
Ese papel para el que moldeas tu silueta
A la forma del viento,
Al contorno de una melodía.
Se hacía la distraída, la muchedumbre,
Imposible ignorar tan sencilla actuación
Un arte tan sincero,
Como es que te detengas en una esquina,
Y en mucho menos de un suspiro
Decidás estar feliz,
Tan feliz como siempre
Y no sepas porqué.
Es que se aceleraron mis ganas de rozarte la piel
Se agolparon en los canteros y en la gente que no te veía
No te veían interpretar alegremente ese papel.
Ese papel de atardecer que se le escapó al sol,
Y que decidió acurrucarse entre la multitud,
Ese papel para el que moldeas tu silueta
A la forma del viento,
Al contorno de una melodía.
Se hacía la distraída, la muchedumbre,
Imposible ignorar tan sencilla actuación
Un arte tan sincero,
Como es que te detengas en una esquina,
Y en mucho menos de un suspiro
Decidás estar feliz,
Tan feliz como siempre
Y no sepas porqué.
jueves, 1 de enero de 2009
Donde El Sol Quema La Cera De Las Alas.
Apunado de amor me ve Humahuaca
Apenas la he recorrido con la mirada
Orgulloso y erguido el cactus
Despunta el vértigo de la montaña
Y en su soberbia firmeza
Congela el último momento de los héroes.
Apenas te he recorrido con la mirada
La cintura de tus valles y de tus quebradas
La montaña juega a ser Icaro
Y el valle se ve inmenso entre tanta inmensidad
Quisiera me ayuden a escuchar
Y a conjugar un verbo de humildad
La cintura de sus valles y quebradas
Es tan fértil que se siembran los hombres.
Tanta quietud tan cambiante.
Apunado de amor me ve Humahuaca
Apenas la he recorrido con la mirada
Orgulloso y erguido el cactus
Despunta el vértigo de la montaña
Y en su soberbia firmeza
Congela el último momento de los héroes.
Apenas te he recorrido con la mirada
La cintura de tus valles y de tus quebradas
La montaña juega a ser Icaro
Y el valle se ve inmenso entre tanta inmensidad
Quisiera me ayuden a escuchar
Y a conjugar un verbo de humildad
La cintura de sus valles y quebradas
Es tan fértil que se siembran los hombres.
Tanta quietud tan cambiante.
lunes, 29 de diciembre de 2008
Me decías la verdad,
Qué miedo que daba que dijeras la verdad,
Que me miraras como se mira sin mirar
Y me dijeras que estabas muerta.
Si te vieras la tristeza entre los ojos,
Si te asomaras a la soledad de tus pasos,
Si te arriesgaras a sentirte la piel,
O la resignación en la tensión del rostro.
A dónde te escondías todo este tiempo,
No alcanzan las selvas de tus sonrisas,
Las sierras de tus caprichos,
La inmensidad de tu silencio.
A dónde escondías tu muerte joven.
Por qué madrugar a mi poesía,
Era valiente todavía antes de esta noche,
Por qué, por unos abrazos sin fuerza,
Por una eternidad de costumbres.
Vamos, quiero un tercer día,
Quiero ese verso de valentía,
Aunque cueste el desamor,
Aunque no te provoque ni un rubor.
Que nos queda la esperanza,
De que el mundo no sea así,
De que si me voy
Es porque no había nada mejor para hacer esta noche
Que no fuera extrañarte.
Qué miedo que daba que dijeras la verdad,
Que me miraras como se mira sin mirar
Y me dijeras que estabas muerta.
Si te vieras la tristeza entre los ojos,
Si te asomaras a la soledad de tus pasos,
Si te arriesgaras a sentirte la piel,
O la resignación en la tensión del rostro.
A dónde te escondías todo este tiempo,
No alcanzan las selvas de tus sonrisas,
Las sierras de tus caprichos,
La inmensidad de tu silencio.
A dónde escondías tu muerte joven.
Por qué madrugar a mi poesía,
Era valiente todavía antes de esta noche,
Por qué, por unos abrazos sin fuerza,
Por una eternidad de costumbres.
Vamos, quiero un tercer día,
Quiero ese verso de valentía,
Aunque cueste el desamor,
Aunque no te provoque ni un rubor.
Que nos queda la esperanza,
De que el mundo no sea así,
De que si me voy
Es porque no había nada mejor para hacer esta noche
Que no fuera extrañarte.
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Poesias
El frío de Junio en el suelo de la estación,
en los agujeros del pantalón,
en el cuerpo de Maximiliano,
en las veredas de Avellaneda,
en el viento sobre el puente Pueyrredón.
El frío de Junio entre las chapas,
sobre las vías del tren,
que se cuela hasta las aulas
y a dónde quiera que estén.
Estén en la calle, sobre la vereda.
Porque Junio no es frío sobre el asfalto.
Porque se encendió un neumático, sobre el asfalto.
Porque Junio nos mostró calor revolucionario.
Calor revolucionario en unas piernas que corren,
y corriendo vuelven, vuelven para que no se quede solo,
porque los compañeros no mueren solos.
Que frío que está el mundo, que suerte que me tomaste la mano.
Calor revolucionario en la sangre de Darío,
En la certeza que le abrió la cabeza,
En la firmeza de su grandeza.
Ya nos enseñaron la tristeza, y la tristeza no es nuestra,
El hambre lo provocan ellos, las muertes son de ellos.
Toda la alegría es piquetera, cuánto los admiro.
Cuanto los admiro Maxi y Darío,
Pudieron decirle al tirano que la muerte es mentira.
Mentira como todos los titulares de su televisión.
No están solos en este invierno globalizado,
Mil manos se acercan a sus vidas y sus muertes,
Nos hacía falta para cambiar el mundo,
Para incendiar esta farsa,
Tanto calor revolucionario.
en los agujeros del pantalón,
en el cuerpo de Maximiliano,
en las veredas de Avellaneda,
en el viento sobre el puente Pueyrredón.
El frío de Junio entre las chapas,
sobre las vías del tren,
que se cuela hasta las aulas
y a dónde quiera que estén.
Estén en la calle, sobre la vereda.
Porque Junio no es frío sobre el asfalto.
Porque se encendió un neumático, sobre el asfalto.
Porque Junio nos mostró calor revolucionario.
Calor revolucionario en unas piernas que corren,
y corriendo vuelven, vuelven para que no se quede solo,
porque los compañeros no mueren solos.
Que frío que está el mundo, que suerte que me tomaste la mano.
Calor revolucionario en la sangre de Darío,
En la certeza que le abrió la cabeza,
En la firmeza de su grandeza.
Ya nos enseñaron la tristeza, y la tristeza no es nuestra,
El hambre lo provocan ellos, las muertes son de ellos.
Toda la alegría es piquetera, cuánto los admiro.
Cuanto los admiro Maxi y Darío,
Pudieron decirle al tirano que la muerte es mentira.
Mentira como todos los titulares de su televisión.
No están solos en este invierno globalizado,
Mil manos se acercan a sus vidas y sus muertes,
Nos hacía falta para cambiar el mundo,
Para incendiar esta farsa,
Tanto calor revolucionario.
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Poesias
A veces quisiera no ser éste que camina
A veces quisiera no ser éste que camina,
Para no tener tiempo a pensar
Que no le alcanza al universo su vacío
Para abarcar que te hayas sentido en soledad
Para no caer en cuenta de lo evidente
No hay tregua más amarga
Que acostarse sin tu sonrisa de jacarandá.
A veces quisiera no ser éste que escribe,
Que se me entumezcan las manos
Y que el astro cualquier evidencia decline
Que se callen los perdidos, y que reine el tirano
Que fuera la historia al revés.
O al menos que yo la creyera como es.
A veces quisiera no ser éste que te quiere,
O al menos que quererte tuviera otro nombre
Que no fuera eterna fascinación,
Que el prado de tu cintura fueran lucecitas de una ciudad,
Que lo que predican tus labios sea verdad,
O que al menos fuesen besos.
A veces quisiera no saber,
Ni de rosas, ni de cristales, ni de eternidades
Para no poder arriesgar la poesía,
Para poder ser el cobarde que se permite el alarde
De tener la gallardía de derretir tu paraguas,
De ser capaz de la impertinencia de mojarte de pies a cabeza,
De colarse por tu labios, tu garganta y tu alma
Y demostrarte que aunque nada fuese fatal,
Aunque los héroes declinen su dignidad,
Y el bosque se hiciese un centro comercial,
Y el monte rechazara a los sublevados,
Y tus oídos a mis versos cansados,
No hay caso es imposible esquivar,
La bajeza y la agonía,
La gloria y la alegría,
El infinitivo imperativo de tenerte que amar.
Para no tener tiempo a pensar
Que no le alcanza al universo su vacío
Para abarcar que te hayas sentido en soledad
Para no caer en cuenta de lo evidente
No hay tregua más amarga
Que acostarse sin tu sonrisa de jacarandá.
A veces quisiera no ser éste que escribe,
Que se me entumezcan las manos
Y que el astro cualquier evidencia decline
Que se callen los perdidos, y que reine el tirano
Que fuera la historia al revés.
O al menos que yo la creyera como es.
A veces quisiera no ser éste que te quiere,
O al menos que quererte tuviera otro nombre
Que no fuera eterna fascinación,
Que el prado de tu cintura fueran lucecitas de una ciudad,
Que lo que predican tus labios sea verdad,
O que al menos fuesen besos.
A veces quisiera no saber,
Ni de rosas, ni de cristales, ni de eternidades
Para no poder arriesgar la poesía,
Para poder ser el cobarde que se permite el alarde
De tener la gallardía de derretir tu paraguas,
De ser capaz de la impertinencia de mojarte de pies a cabeza,
De colarse por tu labios, tu garganta y tu alma
Y demostrarte que aunque nada fuese fatal,
Aunque los héroes declinen su dignidad,
Y el bosque se hiciese un centro comercial,
Y el monte rechazara a los sublevados,
Y tus oídos a mis versos cansados,
No hay caso es imposible esquivar,
La bajeza y la agonía,
La gloria y la alegría,
El infinitivo imperativo de tenerte que amar.
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Poesias
domingo, 28 de diciembre de 2008
Te voy a extrañar

Te voy a extrañar
He combatido
en mi cama
y hasta en los lugares más pervertidos
como lo fueron sus ojos
Si tengo una tristeza
es sentirla cada día menos
Tengo una esperanza
que es dejar de pensar en mi orgullo
que tiene razones que me convencen
de que no hay justicia,
como para lograr la mercancía
aquello que no pude,
aquello en lo que creí poner mi empeño revolucionario.
Si la vida es eterna en cinco minutos
por qué es injusto decir que a mi esfuerzo le bastaba eso.
Me digo que hay que aprender a llorar,
y reparar este desastre que he hecho en mi con ella.
Miren mi poesía que ha perdido consistencia,
miren mi esfuerzo ha perdido su insistencia,
miren mi amor que tiene más de ego que de sincero.
He tomado mi mundo de nuevo,
es un velo de tristeza en la mañana
pero los hombres no le temen a la neblina,
poco caso le hacen. No hay ocasos.
Endurecerse. Como lo fue tu amor, compañera, si, compañera.
Sin perder la ternura. Como lo fueron tus ojos.
Jamás, como los nomeolvides que fueron flores y hoy son certezas.
He combatido
en mi cama
y hasta en los lugares más pervertidos
como lo fueron sus ojos
Si tengo una tristeza
es sentirla cada día menos
Tengo una esperanza
que es dejar de pensar en mi orgullo
que tiene razones que me convencen
de que no hay justicia,
como para lograr la mercancía
aquello que no pude,
aquello en lo que creí poner mi empeño revolucionario.
Si la vida es eterna en cinco minutos
por qué es injusto decir que a mi esfuerzo le bastaba eso.
Me digo que hay que aprender a llorar,
y reparar este desastre que he hecho en mi con ella.
Miren mi poesía que ha perdido consistencia,
miren mi esfuerzo ha perdido su insistencia,
miren mi amor que tiene más de ego que de sincero.
He tomado mi mundo de nuevo,
es un velo de tristeza en la mañana
pero los hombres no le temen a la neblina,
poco caso le hacen. No hay ocasos.
Endurecerse. Como lo fue tu amor, compañera, si, compañera.
Sin perder la ternura. Como lo fueron tus ojos.
Jamás, como los nomeolvides que fueron flores y hoy son certezas.
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